Entre pan y pan, hamburguesa

Si existe un alimento universal pero con infinitas variantes, ese es el pan. No existe nación ni cocina que no cuente en su recetario tradicional con más de una variedad del mismo. Desde panes planos y ácimos hasta tiernos y esponjosos bollitos, pasando por hogazas, barras y panes secos. Con solo unos pocos ingredientes, de hecho, cuatro, harina, agua, sal y levadura, se pueden realizar tantos tipos de pan como personas hay en el mundo. Cada uno con su toque particular. Todo esto, sin tener en cuenta la gran cantidad de adeptos y devotos que tiene a lo largo y ancho de todo el mundo. Nadie puede resistirse al sabor y aroma de un buen pan recién hecho. Salvo excepciones que, haberlas, hay las.

Aunque nos encantaría hablar de todos los tipos de panes habidos y por haber, en este artículo, vamos a poner el foco en el pan de hamburguesas. Incluso en esta variedad tan particular de panes, existe cada vez mayor diversidad. Hemos pasado del tradicional pan de sésamo a los más estilosos, con denominación gourmet. Razón por la cual, hemos convenido dar un repaso a los diferentes panes que podemos encontrar a la hora de degustar una hamburguesa.

Sin duda, este plato tan americano y asociado a la fast food más perniciosa, cobra dimensiones de manjar en manos de los expertos culinarios. Hemos entrado en el restaurante The West End, Social Eatery & Burguers y, de su mano hemos conocido algunos panes especiales para hamburguesa: semilla de amapola, brioche y sésamo. Cada vez es más habitual encontrar restaurantes de comida americana en los que te ofrecen la posibilidad de elegir el pan para tu hamburguesa. Algo que, según los gourmet más sofisticados, resulta indispensable, ya que la adecuada combinación, determina la calidad del plato.

El arte de hacer un buen pan

Quizá hace unos cuantos años, lustros más bien, el pan de hamburguesas no gozaba de tanto glamour. Tampoco la hamburguesa como tal, tenía demasiada reputación más allá de la comida rápida y los restaurantes de tal comida. Pan de sésamo para las hamburguesas más “guais” y panecillo sin sésamo para la más sencillas y pequeñas. Esa era la norma. Para los que optaban por fabricar su propia hamburguesa, los supermercados ofrecían pan de sésamo y pan sin sésamo. Aunque el más consumido era el de sésamo que había y hay, en dos tamaños. El grande siempre por delante.

Algo tenía y tiene el pan de hamburguesa que siempre gusta. Recuerda a un bollo pero no es dulce, su textura es similar al pan de molde pero es redondo y de una pieza. Como fuere, si algo ha ganado la gastronomía gracias al pan, es la incorporación de la hamburguesa como plato reconocido y no como mero enemigo de las arterias y amigo del colesterol.

Aunque el ingrediente clave de la hamburguesa es la carne, no cabe duda de que el pan en el que se meta ese filete, ejerce de factor determinante. Si pones una hamburguesa de carne Angus en un sencillo pan de sésamo, no tendrá el mismo aspecto que si lo colocas sobre un pan negro, con semillas de amapola o, el cada vez más utilizado, brioche.

Si nos remontamos a los orígenes del pan de hamburguesa, difícilmente encontraremos un camino claro, salvo que se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, momento en el que la hamburguesa adquiere popularidad en Estados Unidos. Sin embargo el origen de la hamburguesa siempre es tema de controversia. Algunos sostienen que procede de Hamburgo, siento esta la versión que más se acepta. La cuestión es que el pan con el que se acompaña, se consolido como elemento clave y esencial del plato, gracias a esa textura tan peculiar, suave y tierna, perfectamente capaz de sostener los ingredientes que componen la hamburguesa.

Con los años, el pan de hamburguesa, se ha convertido en todo un arte. No por su forma que se mantiene, redonda y abultada, sin corteza dura y de color dorado, sino por la variedad de sus ingredientes y estilos. Desde el citado clásico con sésamo, tradicional como ninguno y cuya peculiaridad reside en las semillas de sésamo que lo decoran; hasta el pan de hamburguesas sin gluten, perfecto para los intolerantes y elaborado con harinas alternativas. Entre estos, el pan brioche, dulce y suave, con miga consistente y un toque de mantequilla o el integral, más saludable por estar elaborado con harina integral.

De más actualidad, podemos encontrar el pan de hamburguesas de patatas. Esta opción, resulta más deliciosa y esponjosa al paladar, lo que aporta un toque único a las hamburguesas. Sabor suave, textura ligera… ¿qué más se puede pedir? El arte de estos panes es su versatilidad, ahora podemos encontrar además de los citados, panes rústicos, de cristal, molletes o con semillas de amapolas, sin olvidar el sofisticado pan de hamburguesas con tinta de calamar. Este último, aporta un color negro al pan, lo que proporciona un aire distinguido a la hamburguesa que, vestida de gala, se convierte en todo un plato gourmet.

Elaborando el mejor pan de hamburguesa

Podemos aprovechas y poner las manos en la masa. Practicar y elaborar el mejor pan para la mejor carne: el propio. Para ello, vamos a proporcionar una receta básica que puede enriquecerse y personalizarse al gusto. Se trata de una receta sencilla que puede realizarse sin tener experiencia y a la que, una vez cogido el pulso, se pueden hacer modificaciones o pasarse a recetas más elaboradas.

Lo primero que debemos hacer antes de proceder, es elegir los ingredientes adecuados y hacernos con ellos: harina de alta calidad (no puede ser de otra manera), levadura para que el pan suba y sea esponjoso, leche y mantequilla, azúcar y sal. El azúcar para aportar dulzor en contraste con los sabores salados y la sal, para realzar los sabores.

Para hacer entre seis y ocho panecillos se necesitan quinientos gramos de harina; doscientos mililitros de leche tibia; cincuenta gramos de mantequilla; doce gramos de levadura fresca o cinco de levadura seca; dos huevos; cinco gramos de sal; diez gramos de azúcar; semillas de sésamo.

Con todos los ingredientes, se coge un recipiente y se incorporan todos los ingredientes empezando por los líquidos y se mezclan bien. Después se amasa bien hasta obtener una masa lisa y elástica que se deja reposar hasta que doble su volumen. Durante este periodo de reposo, conocido como leudado, la masa adquiere las propiedades necesarias para tener la textura adecuada y esponjosa. Una vez alcance el punto de levado necesario, se coge la masa y se forman los panes, como sabemos redondos y de tamaño uniforme. Hecho esto, se colocan en el horno y se hornean a doscientos grados durante quince minutos o hasta que adquieran un bonito color dorado.

Como se puede comprobar, elaborar un pan de hamburguesa casero no es nada complicado y tampoco lleva demasiado tiempo. Además de existir numerosas recetas y poder experimentar con colores y variedades, siempre será gratificante hacerse una hamburguesa gourmet en casa, pan incluido.

Al preparar una hamburguesa, debemos saber que sus ingredientes básicos, siempre han sido la carne, lechuga, tomate, cebolla y un pan redondo industrializado. Este tipo de hamburguesa fue el que se convirtió en la opción de comida rápida más aclamada durante décadas. En su favor surgieron conocidas cadenas de hamburguesas que únicamente comercializaban este plato, acompañado de patatas fritas y un refresco, como bien sabemos todos.

Los más jóvenes, han conocido a la hamburguesa como plato estrella de la carta de diversos restaurantes que no se dedican a la comida rápida. Lo que indica que paso de ser la comida rápida por excelencia, a un plato gourmet en toda regla. Gracias a los más reputados chef, se han incorporado otros ingredientes más sofisticados a la tradicional carne de ternera. Hemos pasado de los filetes de carne picada sazonada a carne de ternera con nombre propio, nos referimos a la carne Angus o Black Angus, por citar un ejemplo.

A estas carnes de mayor calidad, se le añaden ingredientes nada habituales en una hamburguesa en sus orígenes: queso de cabra, cheddar, champiñones o camarones… todo cabe entre pan y pan. Siento este último, uno de los factores clave a la hora de vestir a la hamburguesa para la ocasión. Una de las características de estos panes especiales, es su consistencia esponjosa, con corteza fina, tipo brioche y lo suficientemente robusto para soportar los ingredientes que, suelen humedecer el pan, adquiriendo aromas y sabores.

Como venimos diciendo, el pan de hamburguesas ha evolucionado en gran medida. Hasta el punto de encontrar panes de lo más atractivos como el citado pan negro, que se prepara con un toque de tinta de calamar. También podemos encontrarlo verde, color que adquiere de la sustitución de agua por el jugo resultante de las espinacas o naranja, si se le añade el de zanahoria. Con remolacha, obtenemos un pan de hamburguesa morado y, con tomate, rojizo. Podríamos seguir con los colores y variedades de pan de hamburguesa que podemos encontrar y elaborar en la actualidad, pero nos quedamos aquí. Ahora toca coger la receta y practicar, para luego, entre pan y pan, degustar una buena hamburguesa.

 

 

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