Deja de torturar a tu espalda.

Es probable que, sin darnos cuenta, hayamos desarrollado ciertos hábitos que están afectando a nuestra espalda a largo plazo. Desde malas posturas al estar sentados hasta cómo dormimos, nuestra columna vertebral soporta mucha más carga de la que imaginamos. Y no es solo un tema de dolores momentáneos, ya que el descuido constante puede llevarnos a problemas más serios, que alteran nuestro día a día. Así que es hora de dejar de maltratar nuestra espalda y empezar a cuidar esa parte tan importante de nuestro cuerpo. La buena noticia es que, con pequeños cambios, podemos mejorar mucho nuestra salud postural.

¿Por qué es tan importante cuidar nuestra espalda?

Nuestra espalda es la estructura que nos mantiene erguidos, un conjunto de músculos, nervios y huesos que trabajan en armonía para darnos flexibilidad y resistencia. Cuando la descuidamos, toda esta estructura se ve afectada, lo que puede traducirse en dolores musculares, pero también en problemas de mayor calado, como pinzamientos o degeneración de los discos intervertebrales. Y esto no tiene por qué ser solo un problema de personas mayores, ya que cualquier persona puede empezar a sentir molestias en la espalda si no tiene cuidado con su postura, independientemente de su edad.

Es importante entender que una espalda sana es clave para poder disfrutar de una vida activa y sin limitaciones. Cuando nuestra espalda está bien cuidada, nos movemos con mayor facilidad, tenemos más energía y, en general, nos sentimos mejor. Es fácil pensar que esos pequeños dolores o molestias que sentimos al final del día desaparecerán por sí solos, pero muchas veces son un aviso de que estamos haciendo algo mal y de que es hora de cambiar ciertos hábitos para evitar que esos dolores se conviertan en algo crónico.

Factores de la vida diaria que dañan nuestra espalda.

Muchos de los problemas de espalda que sufrimos tienen su origen en pequeñas acciones cotidianas que repetimos a lo largo del día sin prestarles demasiada atención. Algunos de estos factores parecen inofensivos, pero si los acumulamos día tras día, nuestra espalda acaba pagándolo caro.

  • Horas sentado en una mala postura: ya sea que estés trabajando, estudiando o viendo una serie, es fácil caer en la tentación de sentarse de cualquier manera. Sin darnos cuenta, nos encorvamos, cruzamos las piernas o incluso nos inclinamos hacia adelante para acercarnos a la pantalla. Todo esto pone una tensión innecesaria en la columna vertebral y en los músculos de la espalda.
  • Uso del móvil o tablet: el «text neck» o «cuello de texto» es un fenómeno que se ha vuelto cada vez más común. Se refiere a la inclinación constante del cuello hacia abajo cuando utilizamos nuestros dispositivos móviles. Esta posición ejerce una presión considerable sobre las vértebras cervicales, lo que puede generar dolores en la zona alta de la espalda y en el cuello.
  • Levantamiento incorrecto de objetos: ya sea que estemos moviendo una caja, levantando una maleta o simplemente recogiendo algo del suelo, si no lo hacemos correctamente, nuestra espalda sufre. La tendencia a flexionar solo la espalda y no las piernas cuando levantamos algo es una de las principales causas de dolores lumbares.
  • Mala postura al dormir: pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, por lo que es lógico pensar que, si no lo hacemos en una posición adecuada o con el colchón y la almohada correctos, nuestra espalda se resentirá. Dormir boca abajo, por ejemplo, obliga a la columna a adoptar una posición poco natural durante horas, lo que puede provocar dolores al despertar.
  • El estrés: sí, el estrés también juega un papel importante. Cuando estamos estresados, tendemos a tensar los músculos, especialmente los de la espalda y el cuello. Esta tensión constante puede acabar generando contracturas y dolores musculares.

Las consecuencias de no cuidar nuestra espalda.

Podríamos pensar que los dolores de espalda son algo pasajero, pero la realidad es que, si no los tratamos a tiempo, pueden derivar en problemas más graves. La acumulación de malas posturas y hábitos poco saludables afecta a largo plazo, y no solo en términos de dolor.

  • Hernias discales: son uno de los problemas más comunes en personas que han descuidado su postura durante años. Una hernia discal se produce cuando uno de los discos que separan las vértebras se desplaza o se degenera, lo que puede causar un intenso dolor y limitar considerablemente la movilidad.
  • Lumbalgia crónica: la lumbalgia es el dolor localizado en la zona baja de la espalda, y puede ser temporal o crónica. Si los malos hábitos posturales no se corrigen, este dolor puede volverse una constante en nuestra vida, afectando a actividades cotidianas tan simples como caminar o agacharse.
  • Problemas en otras partes del cuerpo: la espalda no funciona de manera aislada. Si hay un problema en la columna vertebral, el cuerpo intentará compensarlo sobrecargando otras partes, como las rodillas, las caderas o los hombros. Esto puede derivar en dolores articulares o musculares en diferentes zonas del cuerpo.
  • Limitaciones en el trabajo y el ocio: el dolor de espalda crónico puede ser tan incapacitante que afecte a nuestra vida laboral y personal. Las personas que sufren de este tipo de dolores suelen tener dificultades para realizar actividades que antes eran parte de su día a día, como practicar deporte, hacer viajes largos o incluso disfrutar de momentos de ocio en familia.

Cómo corregir los defectos posturales.

Afortunadamente, nunca es tarde para empezar a corregir nuestra postura y cuidar mejor de nuestra espalda. No es necesario hacer grandes cambios de inmediato, sino introducir pequeños hábitos saludables que, con el tiempo, harán una gran diferencia.

  • Adoptar una postura correcta al sentarse: la mayoría de los problemas de espalda comienzan con una mala postura al estar sentado. Para evitar esto, asegúrate de que tu espalda esté siempre recta y apoyada completamente en el respaldo de la silla. Si tu trabajo te obliga a estar muchas horas sentado, intenta levantarte y moverte cada 30-40 minutos.
  • Hacer ejercicio regularmente: mantener una espalda fuerte es fundamental para evitar dolores y lesiones. Los ejercicios de fortalecimiento de la zona lumbar y el abdomen, junto con algunos estiramientos, son muy beneficiosos. El yoga y el pilates también son actividades ideales para mejorar la flexibilidad y la postura.
  • Prestar atención al peso que levantamos: siempre que tengas que levantar algo pesado, asegúrate de hacerlo correctamente: flexiona las rodillas y utiliza la fuerza de las piernas, no con la espalda. Si es posible, distribuye el peso de forma equilibrada entre ambos brazos.

El colchón y la almohada también importan.

Elegir el colchón adecuado puede parecer complicado con tantas opciones en el mercado, pero hay algunos factores que debemos tener en cuenta para asegurarnos de que estamos eligiendo el mejor para nuestra espalda. Lo primero es comprobar la firmeza, puesto que un colchón demasiado blando hará que el cuerpo se hunda, lo que puede desalinear la columna y generar dolor. Por otro lado, un colchón excesivamente duro no se adapta bien a las curvas naturales del cuerpo, lo que también puede provocar tensiones. Lo ideal es buscar uno que ofrezca un equilibrio entre firmeza y confort, permitiendo que la columna se mantenga alineada de forma natural. Además, un buen colchón debe proporcionar soporte en las zonas más pesadas del cuerpo, como las caderas y los hombros, para evitar puntos de presión.

Otro aspecto importante es el material. Los colchones de espuma viscoelástica son geniales porque se adaptan bien a la forma del cuerpo y distribuyen el peso de manera uniforme, lo que puede ayudar a aliviar el dolor de espalda. Sin embargo, algunas personas prefieren los colchones de látex o de muelles ensacados por su mayor transpirabilidad y durabilidad. Probar el colchón antes de comprarlo es fundamental, y muchas tiendas ofrecen períodos de prueba que permiten asegurarse de que el colchón elegido es el adecuado.

Una vez que hemos elegido el colchón perfecto, es fundamental cuidarlo para que mantenga sus propiedades, según nos comentan desde Muebles Goterris. Girarlo y voltearlo cada tres o seis meses evitará que se deforme por el uso. Además, es recomendable usar un protector de colchón para mantenerlo limpio y protegerlo de la humedad o el polvo. También es importante asegurarse de que la base del colchón esté en buen estado, ya que una base en mal estado puede afectar al rendimiento del colchón y, por ende, a la calidad de nuestro descanso.

Para estudiar o trabajar: una silla ergonómica.

Si tu día a día implica estar varias horas sentado, no hay mejor inversión que una buena silla ergonómica, ya que está diseñada para ofrecer soporte en los puntos clave de la espalda y ayudar a mantener una postura adecuada sin esfuerzo. La mayoría de ellas permiten ajustar tanto la altura como la inclinación del respaldo, lo que facilita adaptarlas a cada usuario.

Una buena silla ergonómica no solo previene los dolores de espalda, sino que también reduce la fatiga y mejora la concentración durante las jornadas largas. Además, al tener el apoyo correcto en la zona lumbar, se evitan ciertos problemas como las tensiones en el cuello y los hombros.

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