Así acabé con el poco espacio y la humedad de mi piso

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Hace poco me mudé a un piso en el centro de Murcia. Siempre había querido vivir en el centro por la comodidad de tener todo cerca, poder ir andando a todas partes y sentirme parte del movimiento de la ciudad. Pero claro, no todo es tan idílico como parece. El piso que conseguí estaba bien ubicado y tenía potencial, pero también traía consigo dos grandes problemas: era pequeño y tenía bastante humedad.

Cuando lo visité por primera vez, me gustó por la luz natural y la distribución más o menos decente. Pero al pasar unos días viviendo allí, me di cuenta de que el espacio estaba mal aprovechado y que en cuanto bajaban las temperaturas o llovía un poco, aparecían manchas en la pared, las ventanas se llenaban de condensación y el ambiente se volvía cargado. Así que no me quedó otra que ponerme manos a la obra.

Quiero contarte cómo afronté la reforma para que, si estás en una situación parecida, puedas coger ideas prácticas.

 

El primer paso que di: analizar lo que realmente necesitaba

Antes de hacer nada, me senté con papel y boli (bueno, con una app de notas) e hice una lista de los problemas y prioridades. Necesitaba:

  • Eliminar la humedad de forma duradera, no solo «tapar» las manchas.
  • Ganar espacio de almacenamiento sin que el piso pareciera más pequeño.
  • Mejorar la ventilación y la iluminación natural.
  • Aprovechar cada rincón sin llenarlo todo de muebles.

También tenía claro que no quería meterme en una reforma eterna. Necesitaba algo que pudiera hacer por fases y, a ser posible, sin tener que salir del piso durante las obras.

 

Tratamiento de la humedad

Murcia tiene un clima bastante seco en general, pero en pisos antiguos del centro, sobre todo en bajos o primeros, la humedad puede ser un problema constante. En mi caso, el origen era una mezcla de mala ventilación, condensación y paredes exteriores mal aisladas.

Diagnóstico con un profesional

Lo primero que hice fue contactar con un especialista en humedades. No fue caro y me ayudó a entender qué tipo de humedad tenía. Resultó ser humedad por condensación en la mayoría de las zonas, y algo de capilaridad en una pared del dormitorio. Nada muy grave, pero sí molesto.

Aislamiento interior

En las paredes más problemáticas instalé placas de aislamiento térmico con trasdosado de pladur. Se puede hacer en poco tiempo y no reduce tanto el espacio como pensaba. El cambio fue enorme: no solo desapareció la humedad, sino que también se notó en el confort térmico.

Pintura antihumedad y ventilación

Después de solucionar el problema de raíz, usé pintura antihumedad en las zonas donde antes salían manchas. Además, instalé rejillas de ventilación pasiva en dos habitaciones, y puse un extractor de baño con sensor de humedad. También empecé a ventilar más conscientemente. A veces el cambio empieza con hábitos.

 

Optimizar el espacio: hacer que 40 m² parezcan más

Mi piso tiene 40 metros cuadrados. No está mal, pero entre pasillos mal aprovechados, muebles antiguos y una distribución poco práctica, parecía bastante más pequeño. Decidí reorganizar el espacio por completo.

Derribar un tabique

Tenía una pared entre la cocina y el salón que no aportaba nada. La tiré abajo y gané una zona abierta que da sensación de amplitud y mejora la circulación del aire. No fue una gran obra y marcó una diferencia enorme.

Almacenamiento vertical

Me centré en aprovechar las paredes. Instalé estanterías flotantes hasta el techo, colgué los armarios de cocina más arriba de lo habitual y usé organizadores colgantes en puertas. También cambié la cama por una tipo canapé, que me dio muchísimo espacio extra sin ocupar ni un metro más.

Muebles a medida y multifuncionales

Encargué un armario a medida para el pasillo que parecía inútil. Es fino, pero cabe de todo. También me hice con una mesa de comedor extensible y un sofá cama para cuando vienen visitas. El truco está en que todo lo que metas tenga más de una función.

 

Reformar sin arruinarme teniendo que ajustar el presupuesto

Mi idea desde el principio fue hacer una reforma eficiente sin meterme en líos ni gastar más de la cuenta. La Constructora BM, una empresa de construcción de mi ciudad me dio algunos consejos para poder hacer esto ahorrándome bastante dinero:

Elegir bien los materiales

No siempre lo más caro es lo mejor. En muchos casos, elegí materiales de gama media que ofrecían buen aislamiento o resistencia. En suelos, por ejemplo, opté por un vinilo de buena calidad imitación madera: es cálido, fácil de mantener y más barato que el parquet.

Hacer cosas por fases

Primero me centré en lo esencial: humedad y distribución. Luego, cuando tuve más tiempo y algo más de dinero, seguí con decoración y detalles. Esto me ayudó a organizarme y a no sentir que me venía todo encima.

Reutilizar y adaptar

Recuperé algunos muebles del anterior propietario, los pinté o les cambié los tiradores. También me hice con cosas de segunda mano en buen estado. No todo tiene que ser nuevo si lo puedes adaptar a tu estilo.

 

La iluminación y la ventilación fue el toque final lo cambió todo

Uno de los grandes errores que cometemos en pisos pequeños es olvidarnos de cómo influye la luz. Yo no tenía mal acceso a luz natural, pero los muebles y colores oscuros lo apagaban todo. Así que me centré en potenciar eso.

Colores claros y neutros

Pinté todo en blanco roto y gris muy suave. Eso, junto con los muebles de tonos naturales, hizo que el piso pareciera más amplio y limpio. No es aburrido si lo combinas con textiles o cuadros con color.

Espejos y luz artificial bien pensada

Coloqué un espejo grande frente a la ventana principal del salón, y otro en el pasillo. Multiplican la luz y dan sensación de espacio. También cambié todas las bombillas por luz cálida LED, y añadí algunas lámparas de pie con regulador de intensidad.

Ventanas y aire

Cambié dos ventanas que no cerraban bien y dejaban pasar humedad. Fue una de las mejores inversiones. Ahora la casa ventila mejor, no entra tanto ruido y se nota en la factura del aire acondicionado. También añadí un pequeño purificador de aire en el dormitorio, que ayuda más de lo que parece.

 

Aprendí a vivir más ligero

Esta reforma me ayudó a cambiar mi forma de vivir. Me deshice de muchas cosas que no usaba, aprendí a organizarme mejor y a disfrutar del orden. Cuando el espacio funciona, se nota en tu día a día.

Ya no tengo esa sensación de agobio o de que no entra nada más. Todo tiene su sitio, el ambiente es más saludable y, lo más importante, me siento a gusto en casa.

 

Se puede reformar sin volverse loco ni arruinarse

Reformar mi piso no fue fácil, pero sí muy satisfactorio. No me salió como en las revistas, pero mejoré muchísimo mi calidad de vida. Con algo de planificación, sentido común y un poco de ayuda profesional en aspectos concretos, se pueden solucionar problemas como la humedad y el poco espacio sin hacer una obra grande ni gastarte una fortuna.

Ahora, cada vez que alguien viene a casa y me dice “qué diferente se ve” o que parece mucho más grande, me alegra haberme animado. Y si tú estás en esa fase de dudas, pensando si vale la pena meterse en una reforma… yo te diría que sí, siempre que lo hagas a tu ritmo y con objetivos claros.

Si lo hice yo, sin ser ningún experto y con un presupuesto muy normal, tú también puedes.

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